«No tengo ganas de hacer nada», «solo quiero dormir», «no tengo ganas de salir de casa»… Si con frecuencia repites o tienes en mente estas expresiones, presta atención a este artículo en el que vamos a explicarte por qué te pasa esto y qué es lo que te puede estar ocurriendo. Los estados de apatía extrema y prolongados sumados al acto de solo querer dormir o encontrar en la cama el refugio ideal para evadirse de todo, en la mayoría de casos, son un indicio del sufrimiento de un trastorno depresivo.
No tengo ganas de hacer nada, solo quiero dormir: depresión
Son muchos los pacientes que sufren de depresión mayor los que aseguran no querer levantarse de la cama para hacer nada y, por el contrario, solo querer dormir y pasar el día así. El estado de apatía, falta de voluntad o iniciativa para hacer cualquier actividad (abulia) y el exceso de sueño durante el día (hipersomnia) presentados de forma conjunta constituyen, en la mayoría de casos, un claro indicio del padecimiento de un trastorno depresivo. Es cierto que cada individuo es distinto y que la depresión puede afectar de diferente forma a cada uno de ellos, no obstante, hay una serie de síntomas depresivos comunes y frecuentes.
Casi de repente, sin darnos cuenta, llega un día en que no tenemos deseos de levantarnos y sentimos que la cama es un buen refugio del que salir es todo una aventura, y donde el mero hecho pensar en levantarse, arreglarse y salir a calle, resulta difícil o se ve como una tarea imposible. Puede también que en momentos del día nos invada una angustia inexplicable o sintamos unas tremendas ganas de llorar, sin motivo aparente.
Muchas veces estos sentimientos se ven acompañados por la falta de apetito y por una profunda fatiga y sensación de debilidad. Y si encima nos cuesta dormir, esas noches casi eternas son una estupenda oportunidad de que nuestra cabeza se vea asaltada por pensamientos repetitivos e incontrolables, de menosprecio, incompetencia, culpabilidad, autocrítica y negatividad, en los que interpretamos lo que hemos sido y somos, recordamos los malos momentos que estamos viviendo y nos abate el futuro negro que intuimos.
Abulia y depresión
La abulia puede definirse como un estado extremo de apatía en el que existe una significativa falta de motivación y energía vital para llevar a cabo cualquier actividad. Sus principales síntomas son:
- Falta de automotivación y energía para hacer cualquier actividad que anteriormente le generaba placer o interactuar con otras personas.
- Pasividad.
- Respuesta emocional tardía.
- Disminución de la espontaneidad.
- Dificultad para tomar decisiones, centrarse en objetivos y cumplirlos.
Señales para saber si sufres de depresión mayor
La depresión mayor es un trastorno del estado de ánimo en el cual la persona afectada presenta uno o varios episodios depresivos con una duración mínima de 2 semanas. Seguidamente, vamos a detallar cuáles son los síntomas que pueden indicar que una persona padece de depresión mayor y, por ende, deberá ponerse en manos de psicólogos y psiquiatras profesionales. Según el DSM-5 (Manual Diagnóstico y estadístico de Trastornos Mentales), para diagnosticar la depresión mayor, la persona debe manifestar al menos 5 o más de los síntomas que enumeramos a continuación durante un periodo mínimo de 2 semanas:
- Estado de ánimo depresivo gran parte del día y casi a diario.
- Apatía o falta de interés ante la realización de acciones y actividades que anteriormente resultaban placenteras y gratificantes.
- Alteraciones del sueño, como insomnio o hipersomnia.
- Aumento o pérdida de peso.
- Autoestima baja.
- Dificultades para concentrarse.
- Dificultades para tomar decisiones.
- Sentirse culpable.
- Tener pensamientos suicidas.
- Fatiga, cansancio y falta de energía.
- Retraso psicomotor o agitación.
Consejos y terapia
Como posibles maneras de solventar esta sensación a nivel general, resulta recomendable establecer o normalizar los períodos de sueño y mantener una ingesta equilibrada de acuerdo a las necesidades de nuestro organismo. La búsqueda de actividades placenteras y agradables y la formulación de horarios realistas y no excesivamente exigentes es también un método útil. También la escritura de los pensamientos puede ayudarnos a aliviar el malestar a la par que nos puede dar pistas de sus posibles causas.
Otra alternativa es la práctica de técnicas de relajación, especialmente si se trata de algo derivado del estrés. También la meditación o el mindfulness puede resultar útil. Por último, cabe hacer una evaluación de nuestras creencias y autoexigencias respecto a lo que debemos hacer, ser o conseguir, y en caso necesario modificarlas por otras más adaptativas y realistas. En este sentido puede ser necesario buscar ayuda psicológica profesional.
Si te ves reflejado en estos síntomas, y tus estrategias no han sido suficientes para salir de este bache, no dudes en contactar con PSICOALFARO, desde aquí te ofrecemos una terapia ajustada a tus necesidades con soluciones eficaces.