No hay una investigación profunda que te diga definitivamente cuál es el regalo correcto. Se han hecho muchos estudios sobre el dar, pero son relativamente menores, así que no hay una receta a toda prueba que te indique cómo demostrar tu aprecio a una persona determinada. Acertar con los regalos es casi una quimera para la mayoría de personas. La acción de regalar es pura comunicación y las emociones entran en juego.
Desde Psicoalfaro, te damos unas pequeñas pautas a seguir, para que estas Navidades tu regalo cumpla con las expectativas tanto de mayores como de niños:
Ideas a tener en cuenta
Experiencias frente a posesiones
Las investigaciones sobre psicología indican que las experiencias nos hacen más felices que las posesiones. Eso se debe a que cuando
te acostumbras a ver todos los días algo que posees, la euforia que te causa el objeto se desvanece. Y es que un regalo inadecuado puede alejar y desunir, pues quien lo recibe asume que no se le conoce lo suficiente o que no se tiene interés por él.
Por otro lado, las experiencias siguen dándonos placer cuando las recordamos.
Dales lo que quieren
Tal vez te complazca mucho pensar en cuál sería el regalo perfecto para una persona en particular. Pero las investigaciones muestran que tus instintos sobre lo cierto de la expresión «la intención es lo que cuenta» probablemente están errados.
La intención comunicativa del presente
La motivación que se esconde detrás de los presentes es más trascendental de lo que parece a simple vista. Con ellos se trata de comunicar: mostrar afecto o amor hacia una persona, demostrar a alguien lo especial que es para nosotros, pedir perdón, dar las gracias o, incluso, sugerir matrimonio. Una serie de intenciones en las que entran en juego los sentimientos, un terreno muy personal que se escapa a nuestro control y muchas veces también a nuestro entendimiento.
Ponernos en el lugar de la otra persona
Para averiguar lo que realmente desea la persona agasajada o lo que más le gustaría recibir no basta con conocerla, hay que tener empatía con ella. Sin embargo, hasta las parejas que llevan años conviviendo bajo un mismo techo se equivocan con los regalos, quizá porque confundimos lo que nos gusta a nosotros con lo que le gusta a los demás.
La incapacidad para ponernos en el lugar de la otra persona puede ser interpretada como un signo de distanciamiento o como falta de interés. Sin embargo, como indica la persona, errar en los presentes no tiene por qué responder a esta incapacidad, sino a que, por naturaleza, nos cuesta regalar algo que personalmente no nos guste, aunque para la otra persona sea lo más indicado.
¿Cuántos regalos debemos pedir a los Reyes para nuestros pequeños?
Papá Noel y los Reyes Magos suelen ser generosos, pero hay ocasiones en las que se pasan y dejan a algunos niños un verdadero arsenal de juguetes. ¿Son realmente afortunados al recibir tanto?
La abundancia de regalos no es favorable para los niños. Esto hace que los pequeños se conviertan en personas insatisfechas, con ganas
siempre de poseer más, de conseguir más… Además esto les impide centrarse en un juguete y disfrutarlo realmente. Se crea tal dispersión que casi todos los años queda algún juguete con el que ni han jugado, ni si quiera se han acordado de él en todo el año. Suelen tener más de lo que necesitan para disfrutar, y eso hace perder la emoción.
La receta es sencilla pero requiere que la practiquen a lo largo de todo el año: establecer límites. Si a los hijos se les va enseñando que no pueden tenerlo todo, a evitar el consumismo y a apreciar el valor de las cosas, cuando llegue la Navidad entenderán que no se pueden pedir el catálogo de juguetes entero y que esta época no se trata de una competición por recibir mucho y caro.
No hay que desaprovechar los momentos oportunos, como el escribir la carta a los Reyes o Papá Noel, para inculcar en nuestros pequeños valores como la austeridad, el compartir y la peligrosidad de la avaricia.