Todos y cada uno de nuestros hijos, han experimentado y experimentarán miedos en algunas etapas del crecimiento. Al tener nuevas experiencias con el mundo que les rodea, descubrir nuevos peligros, nuevos retos, se cuestionan qué potencial peligro tienen esas causas para su vida, y deben afrontar esos retos; la ansiedad que les genera es una parte inevitable y normal del crecimiento.
¿Cuáles son los miedos normales, por lo que no debemos preocuparnos? Los miedos que aparecen a continuación, son miedos evolutivos, normales dependiendo de la etapa de desarrollo y los acontecimientos que les tocan vivir en la misma, así como su madurez para comprender y analizar los estímulos exteriores. Si en algún momento vemos que las reacciones a estos miedos pueden ser exageradas, que los comparto con padres de niños de su edad y no son las reacciones parecidas o simplemente alteran su día a día, debemos valorar la posibilidad de buscar ayuda de un profesional, ya que, si no saben gestionar esa ansiedad “normal”, puede llegar a convertirse en una fobia.
EDAD | MIEDOS/PREOCUPACIONES |
0-6 MESES | Ruidos fuertes, perdida súbita de apoyo y soporte. |
7-12 MESES | Miedo a extraños, a la separación de los padres, a objetos que surgen bruscamente. |
1 AÑO | Personas extrañas, separación de lOS padres, heridas. |
2 AÑOS | Ruidos fuertes, animales, separación de los padres. |
3 AÑOS | Máscaras, oscuridad separación de los padres, animales |
4 AÑOS | Ruidos, oscuridad, separación de los padres, animales. |
5 AÑOS | Lesiones corporales, ruidos, oscuridad, separación de los padres, animales. |
6 AÑOS | Oscuridad, seres sobrenaturales, lesiones corporales, separación de los padres, ruidos fuertes. |
7-8 AÑOS | Estar solo, seres sobrenaturales, oscuridad, lesiones físicas, hacer el ridículo. |
9-12 AÑOS | Exámenes escolares, lesiones corporales, aspecto físico, truenos y relámpagos, muerte, oscuridad. |
Miedo a las enfermedades y a la muerte
En estos momentos, muchos padres se están dando cuenta de que, a raíz de la situación que estamos viviendo (CVID-19, aislamiento, enfermedades, muertes sin despedida…), muchos niños han empezado a temer enfermar, o que sus familiares y amigos más cercanos lo hagan. Y no sólo a la enfermedad, si no a la posible pérdida de ese ser querido.
Algunas de las consecuencias de estos miedos son:
- Retrasos evolutivos (vuelven a chuparse el dedo, a hacer pis en la cama, a pronunciar y hablar peor…)
- Conductas disruptivas (comienzan con rabietas, están más contestones, refieren más insultos y palabrotas)
- Aislamiento social y familiar (dejan de querer salir a la calle, no pasan tanto rato en casa con los papás, se aíslan en su habitación…)
- Excesivo contacto físico (buscan besos, abrazos, caricias, todo contacto con sus padres que le hagan sentir que está allí con ellos)
Para poder tratar este tema que parece tan complicado con nuestros hijos, tenemos que saber en qué momento evolutivo se encuentra, y qué significa para él la muerte, qué concepto tiene de ella:
- Hasta los 6 años, la muerte es algo reversible. Es algo temporal de ida y vuelta. “El abuelo está en el cielo, pero ¿cuándo va a volver?”
- De los 6 a los 11 años el niño comprende que la muerte es algo irreversible. Es aquí cuando llega una etapa de miedo intenso y preocupación por la muerte y la desaparición de los seres más cercanos.
- De los 11 años en adelante, comienzan a preocuparse por su propia muerte, habiéndose dado cuenta de que, aparte de irreversible, es universal, nadie se libra de ella.
Como padres, deberíamos hablar de este tema con palabras sencillas, frases cortas y dando el mensaje de que la muerte es algo natural, parte de la vida. El hecho de tener mascotas y poder haber sufrido la pérdida de la misma, si se ha tratado con naturalidad y se le ha hecho participe, nos ayudará a explicar y a ellos comprender el tema.
Si los niños son demasiado pequeños, nos pueden ayudar cuentos y narraciones sobre la muerte de un ser querido. Tenemos que adecuar nuestro lenguaje a su nivel, pero siempre tiene que quedar claro que es un hecho irreversible.
Cada niño lo intenta afrontar de la mejor manera, igual que cada padre intenta explicarlo y ayudar desde su comprensión del tema y desde una buena disposición. Si aún así, el miedo no ha desaparecido, interfiere en su día a día, modifica su comportamiento y relaciones sociales, no dudes en contactar con , desde aquí, ofrecemos soluciones adaptadas a la situación individual y a las características de cada niño.