La demencia es la principal causa de incapacidad en la tercera edad a largo plazo, y afecta al 2% de las personas a partir de los 65-70 años y al 20% de los mayores de 80.
Se trata de una pérdida progresiva de memoria y del resto de funciones cognitivas, preservando el nivel de conciencia, pero con una evidente desadaptación del individuo a su entorno. El diagnóstico suele darse cuando el paciente lleva unos tres meses presentando un conjunto de signos y síntomas que responden a estas alteraciones.
La forma más común de demencia es la enfermedad de Alzheimer, que constituye alrededor de un 70% de todas las demencias.
Los primeros síntomas de demencia son leves y raras veces son asociados a una posible enfermedad. El paciente tiene ligeras alteraciones de la memoria, que se confunden con cansancio en muchas ocasiones, pero él puede no ser consciente de estos olvidos.
Síntomas de una demencia
Los principales síntomas que manifiestan la mayoría de las personas con demencia son:
- Pérdida de memoria: Comienzan a olvidarse fechas, citas, o tareas relacionadas con acontecimientos recientes. Empiezan a olvidar los nombres de familiares y amigos y de objetos cotidianos.
- Repetición de preguntas: ¿qué hora es? ¿qué día es hoy?
- Ansiedad e impotencia con cambios bruscos de humor: al no poder controlar situaciones cotidianas aparecen cuadros de ansiedad e impotencia que terminan con cambios de humor. Cada vez se muestra más irritable.
- Problemas de orientación: estando en casa preguntan ¿dónde estamos? ¿a dónde vamos? Olvidan el camino a lugares que antes frecuentaban. Aparecen cuadros de desorientación parcial o total.
- Desorden en el hogar: cambian las cosas de sitio y después no recuerdan dónde las han puesto: llaves, mandos tele, ingredientes para cocinar, ropa, gafas. Empiezan a aparecer objetos en los sitios más extraños: llaves en la nevera, gafas en cajas de zapatos, etc.
- Torpeza de movimientos: Comienzan a tener dificultades para cocinar, abrir puertas, conducir, manejar mandos de la televisión, etc. No pueden llamar por teléfono. Comienzan a tener problemas para hacer cosas en las que eran buenos como jugar a las cartas, cocinar, dibujar o escribir. Pierden coordinación física e incluso pueden tener problemas de equilibrio.
- Apatía: comienzan a perder interés por tareas que antes les gustaban y algunos presentan síntomas de fatiga sin haber realizado esfuerzo alguno.
- Comportamientos inadecuados: el familiar comienza a tener actitudes extrañas o inapropiadas, actitudes que están totalmente fuera de lugar, que afectan a la relación con sus amigos y familiares.
- Cambios en la manera de caminar: los enfermos de demencia suelen cambiar su forma de caminar.
- Insomnio: es un síntoma frecuente en las personas mayores pero se acentúa en los enfermos con demencia senil.
Para ti, cuidador
Desde Psicoalfaro, te dejamos una serie de consejos que te resultarán de ayuda si eres cuidador de una persona con demencia:
- Es importante adaptar la vivienda y el entorno del paciente, de acuerdo con la evolución de la enfermedad.
- Establecer hábitos y horarios para que el enfermo no se desoriente.
- Tener la casa ordenada y evitar alfombras o muebles con los que pueda tropezar.
- Situar a la vista calendarios y relojes.
- No llevarle a lugares ruidosos y llenos de gente porque podría alterarse.
- No gritarle ni apremiarle. Hablarle despacio y de la forma más clara y concisa posible.
- En la medida de lo posible y siempre bajo control del familiar hay que intentar que el enfermo de demencia haga todo por sí mismo aunque tarde más tiempo o se equivoque.
- Dejar encendida alguna luz durante la noche por si se despierta o se levanta.
Tratamiento
Su tratamiento en la mayoría de los casos radica en el control de los síntomas y en terapias cognitivas y de conducta, dado
que no existe una terapia curativa actualmente ni una prevención bien establecida de la mayoría de los tipos de demencia.
Desde Psicoalfaro, os proponemos varios terapias que son de gran utilidad a la hora de enfrentar esta enfermedad:
- Estimulación cognitiva grupal: Implicación en actividades verbales (orientación, recuerdo, asociaciones, etc.) y de otro tipo con el fin de promover el funcionamiento cognitivo y social.
- Intervención conductual: Análisis y modificación de los antecedentes y consecuencias de la conducta (evitar desencadenantes, refuerzo positivo, etc.)
- Estimulación cognitiva individual: mediante dinámicas y fichas se trabajan las funciones cognitivas, retardando la evolución de los déficits (memoria, atención, lenguaje…).
No dudes en contactar con Psicoalfaro, desde aquí te propondremos pautas, ayudas y diferentes terapias que resultan de gran utilidad y validez para esta demoledora enfermedad.