¿QUÉ SON LOS CELOS?
Los celos, son un estado afectivo caracterizado por el miedo a perder o ver reducidos el cariño y la atención de alguien querido. En un sentido estricto, se entiende, como el sentimiento producido por el temor de que la persona amada prefiera a otra; frecuentemente, este sentimiento va acompañado de envidia – resentimiento hacia quien se percibe como rival.
La persona que siente celos percibe la realidad algo distorsionada; considera que es menos querida que antes, parece tener un radar que le trae a la memoria lo que le produce angustia, su autoestima suele ser baja, vive con ansiedad, puede experimentar rechazo a aquello que le produce satisfacción, le cuesta centrarse en actividades que exigen concentración, o se aísla en su mundo.
LA RIVALIDAD ENTRE HERMANOS.
Las disputas entre hermanos es algo natural e inevitable. En toda relación fraterna conviven íntima e ineludiblemente instintos agresivos y amorosos. A medida que los hermanos se hacen mayores, la rivalidad va superándose dando paso a una mayor unión y amistad.
La relación entre hermanos marca toda nuestra vida y desempeña un papel muy importante. En general, pasamos más tiempo con los hermanos que con los padres. Vivimos juntos, peleamos unos con otros, afrontamos parecidas dificultades y todo ello da lugar a una relación de intimidad y también competitiva. Con nuestros hermanos aprendemos a relacionarnos con los iguales y esto nos facilitará la socialización.
En general, si los padres procuran hacerlo bien, conseguirán que los episodios de celos y envidias den paso a una relación de amistad, colaboración y ayuda mutuas. Del buen clima familiar dependerá la estrecha comunicación y relación entre hermanos, y de forma simultánea, ésta repercutirá así mismo en el clima familiar.
LLEGADA DE UN NUEVO HERMANO. CONSEJOS PARA EVITAR LOS CELOS.
- Estimular con expresiones positivas todo acercamiento: «Qué bien lo cuidas» «Eres muy responsable», «Ven que lo vas a bañar muy bien».
- Involucrar a los hermanos en las tareas de cuidado, higiene, alimentación etc.
- Buscar espacios para atender de forma preferente a los hermanos en el momento del nacimiento del nuevo bebé y en el período posterior. Las personas adultas solemos dirigirnos rápida y casi exclusivamente al recién nacido, relegando la atención a los demás hermanos; sin embargo, son éstos los que pueden manifestar conductas celosas y no el recién nacido que no es consciente del momento.
- Procurar dar afecto a los hijos sin distinción de edad. En nuestra sociedad solemos prestar excesiva preferencia afectiva al niño pequeño omitiendo de forma bastante brusca e inconsciente la atención a los hermanos mayores.
- Valorar a nuestros hijos delante de familiares y visitas, tratando de omitir todo comentario negativo sobre ellos.
- Intentar cambiar lo menos posible la rutina del niño/a tras el nacimiento del hermano/a.
- Aprovecha cualquier ocasión para demostrar a tu hijo/a mayor lo mucho que le quieres. Dedícale más tiempo de calidad.
- Refuérzale con frases positivas cuando tenga en cuenta su bienestar y el de su hermano: “¡Cuánto os estáis divirtiendo! Me encanta que le hagas reír”.
- Habla siempre en términos de “nosotros”, no de “yo”: “Queremos mucho a esta pequeñaja, ¿verdad?”, en lugar de “quiero mucho a esta pequeñaja”.
- Permite que participe activamente en el cuidado del bebé. Pídele que te ayude a elegir las sábanas de la cuna y encárgale “misiones” que solo puede hacer él, como sujetar la toalla mientras bañas al pequeño.
- Enséñale a compartir con su hermano/a. Por ejemplo, en lugar de comprar un juguete para cada hijo/a podemos comprar un juguete para los dos, así les daríamos la posibilidad de aprender a compartir. Además, proporcionémosle experiencias gratificantes mientras comparten. Estaremos reforzando que se sientan bien y que sean ellos mismos quienes busquen vivencias de ese tipo.
- Si reclama tu atención en un momento en el que no puedes dejar al bebé, explícaselo dándole una alternativa: “Ahora tiene que comer el bebé. ¿Por qué no le cantas hasta que acabe y después jugamos juntos?»
- Que también se hable de él: La gente vendrá a conocer al pequeño, y le harán fotos y se harán fotos con él. Esto no debería aislar al mayor, que debería ser incluido también en todas estas situaciones: que la gente hable también con el mayor, que se fotografíen también con él y con el bebé, etc.
- Enseñarle fotos de cuando era pequeño: Para explicarle las necesidades del bebé puede ir muy bien explicarle algún cuento relacionado con los cuidados que requieren los bebés, e incluso cuentos sobre celos, y hacer uso de las fotos que tenemos con el mayor, de cuando era bebé. Que se vea a sí mismo chiquitín, mamando, siendo cogido en brazos, en el suelo, incapaz de hacer nada, y que entienda así por qué su hermanito necesita tanto tiempo de mamá y papá. Así comprenderá también que no es una cuestión de sustituirle por el otro, sino de que todos los niños tienen una época en que son pequeños y sus padres tienen que ayudarles porque no saben hacer casi nada.
- Reforcemos todo lo que nuestro hijo haga para cuidar a su hermano y colaborar con nosotros. Debemos prestarle atención, abrazarle y elogiar lo bien que lo hace o lo bien que se comporta. Estos reconocimientos deben ser inmediatos y nunca desproporcionados o exagerados
- Es bueno hablar con nuestro hijo de las ventajas de ser mayor y hacer que se sienta feliz por serlo.
ACTITUDES QUE DEBEMOS EVITAR
En ocasiones, sin darnos cuenta, fomentamos la rivalidad y los celos entre nuestros hijos/as. Por eso conviene que estemos muy atentos a la manera en que les hablamos y que procuremos evitar actitudes como las siguientes:
- No debemos decirle continuamente que él debe dar ejemplo, ya que esto puede propiciar conductas agresivas.
- No debemos hacer caso de las conductas propias de los celos. De este modo se extinguirán, aunque antes de hacerlo tengan una época de aumento para llamar la atención. En este preciso momento, debemos reforzar las buenas conductas, como por ejemplo, cuidar del bebé mientras preparamos el baño o darle el biberón.
- Debemos evitar compararles entre sí, ya que lo único que conseguimos con ello es aumentar la rivalidad.
- Evitar frases que recriminen sus acciones: «No lo toques», «Aléjate que no me fío de ti», «Que se te va a caer»
- Tratar al mayor como si fuera un adulto. Por muy “mayor” que nos parezca sigue siendo un niño/a. No hay que exigirle más de lo que puede dar.
- Criticarle por estar celoso de su hermanito/a y hablar delante de él de los celos que siente. Si actuamos así pensará que el sentimiento que tiene no es bueno.
- Hacer comparaciones entre los dos niños/as. Comparar es malo para ambos. Para el hijo que queda mal, porque puede retraerse, pensar que él es peor en todo o buscar otra forma de llamar la atención, como comportarse de forma agresiva.
- Mostrar preferencias. Hacerlo puede crear sentimientos de culpa en el niño/a ‘preferido’ y de inseguridad y tristeza en el otro hijo/a.
Si después de seguir todos estos consejos, el comportamiento y sentimiento de tu hijo no cambia, no dudes en contactar con PSICOALFARO, desde aquí, Nekane Navas te ofrecerá unas pautas y tratamiento individualizado con el que lograrás mantener una armonía familiar y una convivencia tranquila y enriquecedora.