Los patrones de autoestima empiezan muy pronto en la vida. Por ejemplo, un niño pequeño que aprende a hacer algo nuevo experimenta un sentimiento de logro que refuerza la autoestima. Aprender a darse la vuelta después de un montón de intentos fallidos enseña a un bebé una actitud de «puedo hacerlo».
Una autoestima sana es la armadura que protegerá a su hijo frente a los desafíos de la vida. Los niños que se sienten bien con ellos mismos son capaces de manejar mejor los conflictos y de resistir a las presiones negativas. Tienden a sonreír con mayor facilidad y a disfrutar de la vida. Estos niños son realistas y, por lo general, optimistas. La autoestima de una persona es muy importante porque puede ser el motor que la impulse a triunfar en la vida en el terreno personal. Por lo general, un niño con buena autoestima suele demostrar el deseo de intentar cosas nuevas, de aprender, de probar nuevas actividades; de ser responsable de sus propios actos; de tener comportamientos pro-sociales; de tener confianza en sí mismo y en sus capacidades; de colaborar con los demás; de reconocer sus errores y aprender con ellos.
Por el contrario, para los niños con baja autoestima, los desafíos pueden ser fuentes importantes de ansiedad y frustración.
Cómo detectar la baja autoestima en los niños
Una baja autoestima puede desarrollar en los niños sentimientos como la angustia, el dolor, la indecisión, el desánimo, la pereza, la vergüenza... La desmotivación y falta de interés también son indicios claves que nos pueden indicar la existencia de algún problema con nuestros hijos, por ejemplo, cuando el niño empieza a evitar actividades intelectuales, deportivas o sociales por miedo al fracaso; cuando engaña, miente, y echa la culpa a los demás;
cuando, por no confiar en sí mismo y en su capacidad, se hace el pequeño delante de los demás; cuando se vuelve agresivo o violento, y extremadamente tímido; cuando se niega a todo y se muestra frustrado delante de cualquier situación, o cuando la opinión ajena domina sus decisiones.
Desde Psicoalfaro, os dejamos unos indicios que pueden estar indicando que algo no va bien con nuestros hijos:
- La timidez: un niño que sufre de baja autoestima se vuelve excesivamente tímido y evitará conocer gente nueva o enfrentarse a nuevas situaciones.Lo que los padres tienen que entender es que esta timidez extrema no es normal. La timidez hasta cierto punto es aceptable pero si el niño se niega a relacionarse con las personas es hora de buscar una solución.
- Inseguridad: la baja autoestima en los niños a menudo da lugar a inseguridades. Un niño que no se separa de su madre es a menudo un signo de baja autoestima. De esta manera el niño se siente protegido y se asegura que él o ella no tiene que hablar con nadie.
- El miedo: los niños con baja autoestima tienen miedo de probar cosas nuevas porque ya han asumido que va a fracasar.Un niño con una autoestima sana suele ser despreocupado y no lo piensa dos veces antes de saltar de una pared. Sin embargo, un niño con baja autoestima puede ser muy cuidadoso y no demasiado aventurero.
- Dilación: la dilación es un síntoma muy fácil de observar por parte de los padres. Una de las características fundamentales de los niños es su curiosidad. Siempre buscan probar y experimentar cosas nuevas. Sin embargo, un niño con baja autoestima tiende a menudo a posponer las cosas para más tarde. Lo hace porque tiene miedo de fracasar. Simplemente no puede aceptar el fracaso de manera positiva y prefiere no probar.
- Pesimismo: estos niños suelen tener el pesimismo instalado en su corazón y son reacios a probar cosas nuevas porque sienten que van a fracasar. A menudo los padres pueden escuchar frases como “no sé hacerlo” o “ya te dije que no sabía hacerlo”.
- Perfección: los niños con baja autoestima son en su mayoría perfeccionistas. Si no hacen las cosas perfectas sienten que no las hacen bien y que no valen para ello.
- Dependencia: los niños con baja autoestima suelen ser muy dependientes de sus padres. Prefieren no hacer amigos, no tienen prácticamente ninguno y, por lo tanto, terminan quedándose en casa. Estos niños, en su mayoría, carecen de la capacidad de toma de decisiones y sienten la necesidad de recurrir a sus padres constantemente.
Papel de los padres: estimular la autoestima de los niños
Lo que su familia piensa de él, es de fundamental importancia. Por eso, es recomendable que a los padres no se les escapen los logros que conquistan sus hijos. Si el bebé empieza a caminar, pero los mayores ven la situación como una obligación y no como una conquista del bebé, el pequeño no se sentirá suficientemente estimulado para seguir esforzándose para conseguir otros logros, para superarse.
Lo importante en todo el proceso de crecimiento de nuestros hijos es que les demos la posibilidad de ser, de sentirse bien con ellos mismos. Que nuestro esfuerzo esté vinculado al afecto, al cariño, a la observación, a valorar sus calidades y apoyarle cuando algo va mal. Y para eso es necesario conocerles cada día, favoreciendo los encuentros, las conversaciones y el contacto físico.
Si observa en su hijo algunos de los síntomas anteriores, no dude contactar con Psicoalfaro. Desde aquí podrá aprender pautas de actuación que promoverá en su hijo el desarrollo de una autoestima sana que le permita la adaptación tanto social, como académica y familiar. No dude en contactar con un profesional que se encargue del bienestar de su hijo.